jueves, 10 de marzo de 2011

Goodfella

Debo de tener un don. Por lo visto, soy bueno ayudando a la gente a salir de sus pequeñas miserias emocionales. Es una sensación rara, una mezcla de satisfacción y orgullo, un calorcillo que se te extiende por todo el cuerpo, sospechosamente parecido al de estar enamorado. Puede que esto último se deba a la persona a la que acabo de animar, una de mis mejores amigas, no lo sé. Pero me gusta sentirme así, útil, provechoso, capaz de aportar mi contribución a mi entorno. Capaz de mirarme en el espejo y decirme a mi mismo “eres un buen tipo”. En la vida todo se reduce a eso, ese epitafio es lo más codiciado que uno le puede arrancar a la existencia. El dinero se va, la fama cae en el olvido, y la belleza es efímera en sí misma. Al final del camino, la huella que dejas atrás es lo que cuenta, lo único que te perturba la conciencia. Asi que estoy feliz, por una vez. Feliz de ser, pese a mis muchos defectos, lo mejor a lo que se puede aspirar: Una buena persona.


Ander Barón

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